lunes, 25 de agosto de 2008
La Cerámica griega
La cerámica adquiere en Grecia un importante desarrollo, dejándonos creaciones de gran belleza. A través de estas obras nos hacemos una idea de cómo sería la gran pintura y nos permiten conocer la vida cotidiana de los griegos.
En el siglo VI a.C. se impone la moda de las figuras negras, dejando el color rojo del barro como fondo. A finales de esta centuria se produce un importante cambio al invertirse la policromía. El color rojo del barro queda reservado para las figuras y el fondo se pinta de negro. Uno de los ejemplos más atractivos de este estilo lo encontramos en esta crátera, pieza de boca ancha y dos asas que se utilizaba para mezclar líquidos. La decoración se debe al Pintor de las Nióbides y se fecha hacia el año 460 a.C.
En la parte superior y en las asas nos encontramos con una intensa decoración de volutas que casi impide contemplar el fondo. En el cuello del vaso podemos apreciar una serie de escenas violentas que narran la Centauromaquia, el enfrentamiento entre los Centauros y los lapitas. Las figuras se sitúan en serie y están delimitadas por líneas que acentúan su anatomía. El grupo central está constituido por el centauro en el suelo defendiéndose ante el lapita armado, mientras otro centauro en pie se dispone a lanzar su arma.
La violencia de la franja superior se continúa en la zona central, donde observamos el tema de la Amazonomaquia, el enfrentamiento del legendario pueblo de las mujeres guerreras con sus múltiples adversarios. Al representar las amazonas el mundo de la barbarie y el desorden frente a la ordenada civilización helénica, había que combatirlas y vencerlas. Aliadas de los troyanos, serán batidas por Aquiles a quien contemplamos en ademán de derrotar a una de las amazonas que cae herida en el suelo, destacando las armas y armaduras que se identifican con la época. Una nueva greca cierra la composición.
En la cerámica griega ocupan un capítulo especial los lékythos, vasija de carácter funerario, de forma cilíndrica y alargada que deforma la figura humana, incluyendo en su policromía azules, amarillos, ocres oscuros y morados, empleándose temas de carácter funerario en su decoración.
FUENTE: artehistoria
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